jueves, 14 de diciembre de 2017

Capítulo 4 VIII

Al día siguiente el clima en la oficina no mejoró especialmente. A media manana recibí una llamada de la oficina central en Madrid de InGnio InGnieros. Una señorita encantadora del departamento de personal, Natalia, me llamó para comentarme que el contrato debería llegarme hoy en el correo, hablar de las fechas y de mi llegada  a Colonia. En principio, pasaría algunas semanas en Madrid, en sus oficinas, antes de irme a Colonia. El cuándo no estaba decidido del todo. Tenía que seleccionar a mi equipo.

Por la tarde me escapé temprano del trabajo y me pasé tres horas con Jesús montando la habitación con literas dos armaritos y, en la otra habitación, dos mesas de trabajo y un par de estanterías. Después seguimos trabajando un rato en mi lista de candidatos y cocinamos algo rápido en la cocina. Jesús no era del club de Diego, pero ciertamente era amigo del microondas. Con la única sartén que había en el piso y después de un salto al supermercado conseguí hacer algo de carne picada con verduritas y un poco de pasta.

Llegué a casa baldado, Jesús se había comprometido a fregar los platos y para cuando llegué, Diego dormía. Me dí una ducha rápida y me fuí a la cama.

El resto de la semana fue similar. Recibí finalmente el contrato de trabajo, lo firmé y lo devolví. Tuve una conversación con Diego, aunque no le conté que eventualmente me iría a Colonia y Jesús me llevó a correr un par de veces. El fin de semana estaría dedicado a planear los primeros reclutamientos.

El lunes comenzó movido en el trabajo. Además de los recortes que estaban por venir, el cliente estaba empezando a hacer preguntas incómodas a nuestra dirección. La respuesta de la dirección? más trabajo, pero  los recortes aún planificados, solo "`pospuesto"'. Después de nuestra reunión semanal, donde habíamos discutido un par de cambios. Los radiadores son relativamente delicados. Cuando el espacio entre las aletas, por donde normalmente circula el aire, se llena, la eficiencia del radiador disminuye notablemente. En ambientes con mucho polvo, el polvo puede compactarse y endurecerse. Al cabo de no tanto tiempo el radiador está totalmente atascado y el motor se sobrecalienta. Desgraciadamente este proceso puede ser relativamente rápido. Cuando el motor comienza a recalentarse, el sistema colapsa, el motor necesita más aire, con lo cual aún mas polvo entra y el motor se calienta aún más. Total, que es necesario hacer algo. En algunas zonas, los operadores han de desmontar el radiador, limpiarlo y volver a montarlo. Abrir el circuito de refrigeración es un lío. Allá donde hay mucho polvo, es difícil evitar que entre polvo en el circuito. EL polvo contiene compuestos de silicio, que son extremadamente duros... y destrozan las bombas y válvulas. Total que queríamos modificar el diseño para que fuese más fácil sacarlo. En el mejor de los casos podríamos colocar unas válvulas para evitar tener que vaciar el circuito y prevenir que entrase  polvo. El coste de las válvulas era más alto de lo que nos podíamos permitir. El coste de las modificaciones estaba extremadamente ajustado. Tendríamos que reducir costes en otras partes para poder instalarlas. Por otra parte, el argumento del jefe, aparte del coste, era que más componentes, más probabilidad de fallo. Estábamos a la búsqueda de algo barato, pero que no fallase. Pintan bastos.

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