jueves, 3 de agosto de 2017

Capítulo 3: Reflexiones

Una cosa es ser hijo de una generación que ha heredado todas las teorías conspiratorias, y otra muy distinta es verse metido en una en menos de dos horas.

Dos días después de regresar de Viena, con Diego centrado en una de sus series y la lavadora finalmente en operación, me senté bajo la ventana abierta de mi habitación a explorar.

Tal como Boone había prometido, mi contraseña inició la sesión en la máquina y empezó a cargar una versión de lo que parecía ser LINUX. la GUI no podía ser mas sencilla. Un fondo de escritorio negro y una estructura de carpetas más larga que un día sin pan. Tras el primer deprimente vistazo, vi que la estructura de carpetas parecía tener una lógica, al menos estaban numeradas y parecía tener una cierta coherencia, así que empecé por lo que suponía que era el principio.

El problema que yo le veía a todo aquello era el mismo que le veía a todas las películas de conspiraciones; a saber, la falta de información. Aparentemente aquél pequeño ordenador estaba lleno de ella, pero no dejaban de ser informes e informes. Ligados con hechos por supuesto, pero al final, nada tangible. Al día siguiente era Sábado y Diego se volvía a ver a su familia, como casi todos los fines de semana, en algún lugar de Murcia. Pasé todo el fin de semana revisando aquel lote de información para sacar en claro que la historia que me había contado Boone tenía muchos informes detrás. Muchas agencias gubernamentales, mucha sigla y mucha gráfica, pero yo no veía aquello más que como un ejercicio académico. Los hechos, tendencias y marcadores que el equipo utilizaba para probar su teoría, dejaban algunos cabos sueltos, pero parecía tener un fundamento.

Después de dejar la taza en el fregadero, volví a la habitación y, de debajo del cesto de calcetines, saqué el sobre de Boone. Comprobé todos los datos, también por enésima vez, y lo devolví a su sitio.  Tenía algo menos de un mes para perseguir todos esos informes y hechos. Rebuscar  en internet qué había en la comunidad científica.
La cocina de nuestro apartamento


Había un segundo lote de documentación en aquel pequeño ordenador aún más inquietante. El esquema que el grupo de Boone había montado. Esta era la parte más dura, si cabe, de procesar. El esquema era bastante sencillo, al menos en apariencia. En un artículo generalista, que abría el bloque de documentación, se discutía el hecho que el modelo de estado desaparecería, principalmente al no poder garantizar los derechos de los ciudadanos. Como consecuencia el orden actual se colapsaría y arrastraría con ello a la sociedad moderna. La principal consecuencia no sería la más evidente, de la desaparición de las comodidades y de la especialización. Los individuos ya no podrían ``trabajar'', si no que sería necesario que dedicasen su tiempo a conseguir comida y protección. Resulta obvio y es más grave es que no estamos preparados para ello.

Hace varias generaciones que la gente  que habita en ciudades no está acostumbrada a tener si quiera una navaja de bolsillo. Las herramientas que utilizan son altamente especializadas y somos extremadamente dependientes de la utilización de la electricidad. En Europa y Estados Unidos, una migración masiva hacia el sur equivaldría a millones de personas en una situación totalmente extraña. La gran mayoría de la población europea no sería capaz de proveerse de funciones vitales sin electricidad, sin embargo los paises o regiones de destino serían incapaces de proporcionar estándares de vida conocidos por estos nuevos emigrantes. Es más, estos nuevos emigrantes, no tendrían nada que aportar a los paises de destino, pues la mayor parte de las habilidades de estas personas son totalmente irrelevantes en una economía de supervivencia.

Gran parte del artículo seguía una lógica de tendencia similar a los grupos americanos conocidos como survivalists y me parecía de todo punto exagerada. Sin embargo un punto a su favor era el que yo pensase que era exagerada. Al fin y al cabo yo era un producto de esa sociedad sobresaturada de derechos y extremadamente acomodada. Me dí cuenta de  que todo aquello se reducía al final a la pregunta ¿Es esto real? La dimensión del cambio era fantástica.

La capacidad del humano de la esperanza es algo único. El ser humano ha aprendido a vivir en sociedad como la mejor solución evolutiva. De hecho ha tenido tanto éxito que no nos planteamos otra alternativa. Necesitamos depender de otros humanos e interactuar con ellos. La consecuencia es que nos negamos a reconocer que el derrumbe social puede producirse, y se ha producido en la historia en numerosas ocasiones. Los judíos en la Alemania Nazi, no esperaban que las cosas se pusieran tan mal, hasta que se pusieron. La Rusia comunista, la España de postguerra , incluso la caída del Imperio Romano es la muestra de miles de individuos que se aferran a una realidad que ya no existe... y les llega a costar la vida. Obviamente hay otros muchos que sí reconocieron el potencial peligro y emigraron. Eso es lo curioso, pues, reconocieron el problema y tomaron acciones. La acción fue emigrar. Esta gente era eminentemente práctica y sabían que no tendrían oportunidad de cambiar la situación, al menos no sin lucha\dots Y siempre, la mejor lucha es la que no sucede.

A la luz del flexo, con el ordenador conectado a la corriente comencé a tomar notas sobre hechos, medidas, análisis y referencias públicas que pudiese comprobar en internet. Cosa curiosa, aquel pequeño ordenador ni si quiera tenía tarjeta de red, ni Wi-Fi, ni USB y tampoco tenía derechos para escribir, crear o copiar ningún archivo. Solo leerlos.



Anterior                                                                                                                   Siguiente

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Chapter 1: Improbable encounters

Threading your way through a sea of people who does not really care much about being shoved, pushed and stepped on irritates me. On top o...