domingo, 14 de enero de 2018

Capítulo 4 XII

Entramos de nuevo en el edificio principal y subimos por una amplia escalera al primer piso. Mis viejos Asics rechinaban en los suelos encerados mientras seguía los pasos de Natalia, quien parecía saber dónde ir, pues caminaba decidida.

En el primer piso, un amplio recibidor presentaba opciones al visitante. Había una generosa doble puerta marcada con "`privado"', hacia la izquierda un amplio corredor llevaba hacia salas de reuniones y conferencias y en frente de las escaleras, otra puerta marcada como "`Aseos"'. Esto último podía serme de utilidad, así que en el espíritu de lo que estaba aprendiendo últimamente, hice una nota mental. Por otra parte, todo el mundo sabe que si el cartel está marcado como "`aseos"' en lugar de "`baños"' la posibilidad de que estén limpios es más alta.

En el recibidor dejé que Natalia caminase algo más delante de mí, pues aunque amplio, no nos conocíamos lo suficiente para que le hablase desde el hombro, o al menos eso pensaba yo, lo que naturalmente dificultaba la conversación

-- Jesús Díaz está casi al llegar.-- dijo hablándole a su hombro. --He reservado una pequeña salita aquí arriba para poder hablar con tranquilidad.--

Me estaba preguntando si ella iba a estar presente durante la reunión también.

-- ¿Algo que deba saber de Antemano?-- le pregunté. Por una parte estaba relativamente nervioso, pero también un poco irritado de toda la historia.

Natalia se giró, divertida, mientras sostenía una puerta abierta y me invitaba a entrar
-- No creo...--  Para entrar en la puerta tuve que escurrirme entre ella y la jamba, por un segundo nuestras miradas se cruzaron y pude percibir claramente su perfume. No iba a ser de mucha ayuda con los nervios.

La sala era relativamente pequeña y contenía poco más que una mesa redonda y 4 sillas al rededor. Un teléfono en el medio y un par de posters de algunos deportistas en la pared, firmados. No sabía quienes eran. Nos sentamos con una silla vacía por el medio, mirando hacia la puerta, la cual no tardó mucho en abrirse. Ambos nos levantamos al mismo tiempo, expectantes.

El famoso Jesús Díay era un poco más bajo que yo, de cabeza redonda y de un rojo bastante homogéneo. Era prácticamente calvo, con algo de pelo corto en los lados. Llevaba gafas redondas, metálicas, que hundían aún más sus ojos en sus generosas mejillas. Su redondeado torso estaba enfundado en un polo de La Martina. Rosa.

Sus piernas eran cortas y delgadas y asomaban, peludas, bajo unos pantalones cortos blancos con raya y relucientes.

-- Jesús Díaz-- Dijo extendiendo su mano hacia mí, sin sonreír excesivamente. O me había perdido algo o no había notado ningún intercambio con Natalia -- Tú debes ser el amigo del señor Wooldrow... --

Por mi parte sonreí y le dejé retirar su mano, entonces intercambió un gesto con Natalia, cuya respuesta no ví pues estaba centrado en mi interlocutor. Le dije mi nombre, mi primer apellido, por si acaso, y omití comentar sobre sus amigos.

-- El señor Wooldrow y yo no somos exactamente amigos. Es mi futuro jefe directo.... -- Si se trataba de una competición, yo también sabía jugar. Wooldrow era el jefe de ingeniería de Green Island y mi jefe directo, pues yo no iba a pertenecer a la jerarquía de InGnio InGnieros. Me concentré en seguir sonriendo todo el tiempo y esperar a que él se se sentase para sentarme yo. Pude escuchar el roce de la silla de Natalia, al sentarse ella.

Cuando nos sentamos, Jesús Díaz empezó a sondearme de inmediato, con Natalia como en un partido de ténis o padel... Para empezar quería saber quién era yo. Le costaba entender que yo no era nadie. No tenía contactos especiales  y él pensaba que le estaba mintiendo. En realidad era así, por supuesto. Pero La historia que le estaba largando era que yo tenía contacto con Green Island desde la universidad por un proyecto que había hecho con ello y habíamos mantenido el contacto (Wooldrow y yo) y ahora había surgido una oportunidad de colaboración. Oficialmente, Green Island me había contactado a mí, pero deseaba montar SD dependiente de InGnio InGnieros y no directamente de Green Island, pero la línea de comando no pasaba por Madrid. El asunto era más de impuestos y de política que otra cosa.

El segundo punto en la agenda de Jesús Díaz era marcar su territorio. Por mi parte, yo no tenía ningún porblema. Al fin y al cabo Special Developments no utilizaría prácticamente recursos de InGnio InGnieros, sino que la financiación provenía de Green Island. La parte comercial de gestión de contratos y administración era cuestión de Green Island y en cuanto a necesidades de personal, yo discutiría las necesidades con Wooldrow. Directamente.

En ese aspecto Jesús se detuvo un rato. Por supuesto el tenía la capacidad de ofrecer apoyo en la gestión y organización del personal, claro que no es que sobrarse, pero Special Developments carecía la estructura "`de una empresa de verdad"'. Jesús Díaz se entretuvo aleccionándome sobre costes y horas de gestión y la importancia y el valor de una buena supervisión.

Le agradecí su disposición y le aseguré de que se lo comunicaría a Wooldrow. Esto no le gustó pues, me indicó que se lo podía comunicar él mismo, pero que a mi me lo decía "`como amigo"', para ayudarme.

--Me lo apunto, pero no es mi área de responsabilidad. Todo lo que puedo hacer es comunicarlo. Respecto a la selección en sí misma, el presupuesto viene aprobado por Green Island y no InGnio InGnieros, por lo que la aprobación nos llega directamente desde arriba.-- sonreí conciliador -- A fin de cuentas somos un departamento pequeño y vosotros tenéis bastante que hacer.

Jesús Díaz puso su sonrisa de tiburón y se entretuvo en hacerme saber exactamente cuánto tenían para hacer. Me listó los principales poryectos, con todos los números.

Yo dejé escapar los sonidos apropiados de admiración y asombro. -- Al fin y al cabo -- dije -- el objetivo del departamento no es otro que canalizar las ayudas de la administración europea--

Esta parte le gustó algo más. Si le hubiera dicho esto de primeras no me hubiera creído o no habría mordido. Estaba esperando descubrir el truco y ahora pensaba que sus tácticas de interrogación estaban dando frutos. Le expliqué cómo Special Developments podía beneficiarse de cietas subvenciones y reducir los costes de impuestos de Green Island y, por tanto, beneficiarle a él, personalmente.

Por primera vez Jesús sonrió de forma sincera y me dijo que tendría ayuda de su "`gente"' y que estaba muy contento de trabajar con Green Island en proyectos venideros.

-- Cuándo empiezas entonces?--
-- Realmente en 15 días. Por un tiempo posiblemente aquí en Madrid,dado que en Colonia tardarán, que todavía tienen por hacer.-- Me refería a que en Colonia nuestro edificio aún no estaba listo -- Pero hasta cierto punto no necesito mucho más que una mesa y una silla.

Jesús Díaz respondió con carcajadas benevolentes. Por el rabillo del ojo ví que Natalia quería decir algo, pero Jesús Díaz no le prestaba atención, pues estaba hablando él

-- Ja, Ja, Ja, una mesa y una silla... sí, no va a ser un problema.-- Ahí entró Natalia

-- De Green Island recibimos un ordenador y un teléfono para tí esta semana -- Asentí con la cabeza y sonreí
--... y un sitio para trabajar no va a ser un problema-- Dijo mirando a Jesús por el rabillo del ojo.--Respecto a la ampliación en Colonia, está siendo coordinada por Green Island ...--

--... Y el mensaje es que van en tiempo -- intervino Jesús Díaz. -- En 20 días debería estar listo.--

--...como te comenté, para la transferencia a Colonia te pondré en contacto con Silke, que lleva nuestra administración  allí. Te ayudará con el tema de papeleo, vivienda y demás cosas básicas.--

Jesús Díaz aún dijo un par de frases más, porque para algo era él el jefe y suyo el derecho de tener la última palabra. Entre ellas --Toma algo y conoce a la gente"'.

Ahora que Natalia no tenía que hacer de canguro, desapareció discretamente mientras Jesús Díaz fue a saludar a la gente.

Dadas las circunstancias, paré brevemente por el stand de las bebidas a coger otra tónica. Lola estaba ocupada siguiendo a Jesús Díaz, lo cual decidí que era algo positivo, pues pude escaquearme. Me dirigí a una de las pistas que tenía un poco de sombra y me apoyé contra la valla a beber mi tónica, observar y escuchar los comentarios de la gente a mi alrededor, pero principalmente a esperar media hora antes de desaparecer.

Cuando volví a casa tenía como objetivo primordial hablar con Diego sobre el cambio de trabajo y la mudanza. A pesar de ir centrado en mis pensamientos no pude evitar ver un signo de interrogación con un asterisco en lugar de punto en la pared, a la salida del metro. Suspiré y seguí caminando hacia el portal. El símbolo estaba dibujado con tiza blanca sobre los ladrillos rojos y significaba que en uno de los buzones muertos había algo para mí. El hecho de que fuese blanco me decía que era el más cercano al piso. Así pues, armado de paciencia pasé de largo el portal y seguí caminando por la sombra. Como buen muchacho, no fuí directamente hacia el buzón, sino que fui dando un rodeo, cubriendo la retaguardia.


Para cuando Diego llegó a casa yo ya había cenado. Todo el asunto de evento había estado muy bien pero había pasado gran parte del día en movimiento y sin comer nada. A mi retorno había asaltado mis reservas, lo cual fue muy positivo para mi humor.

Pasé el resto de la tarde trabajando en listas de gente  y escribiendo pequeños resumen sobre los candidatos que tenía en mente contactar, hasta que finalmente Diego llegó a casa.

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